Querida
He estado pensando en viajar, sin embargo el tiempo no me lo permitiría, al menos no para estar lo que quisiera contigo, decir que te he extrañado puede estar demás, sin embargo lo recalco porque es algo que me persigue día a día, los misterios de las necesidades de la piel, son algo por descubrir y yo aún no logro entender porque quiero tenerte cerca si son más las cosas que nos separan que las que nos unen.
He tratado de concentrarme en mi libro, en todo lo que el significa, pero en cada línea aparece un detalle vinculado a ti, lentamente desde que apareciste en mi vida ese fin de semana de vacaciones, has cambiado la estructura de una historia que estaba prácticamente terminada en mi cabeza y mi editor ha llamado constantemente para que le envié el adelanto.
Está mañana he tomado mate frente a la ventana, el tibio sol llegaba a mi como un hilo de certeza absoluta sobre mis miedos, me gustaría hablarte de ellos, pero no por cartas, sino frente a frente, esperare tranquilamente aunque me cueste trabajo que llegue ese momento.
Te mando un par de fotografías del valle que me pediste la vez anterior, para que las traces, también las partituras que te prometí conseguir con el pianista de la taberna de la montaña, donde se que regresaremos el verano próximo, cuando tu familia vuelva contigo aquí, eso, si acaso tengo la fortuna de que aún no te cases.
Te dejo un beso y un abrazo
¿Sabes? o ¿chabes? (Como Federico solía decir) lo de extrañar no es tan malo ni perverso, solo es y tiene sus ventajas mentales.